Y quiero -me gustaría- que este fin de semana largo que se nos presenta sea uno de los buenos, de los que se recuerdan de repente hablando de aventuras pasadas. Que esto se convierta en un viaje de esos con los que acabas agotada, que te dejas la vida en ellos por lo breves que son, en los que te excedes en todos los sentidos. En los que hagas lo que hagas no importa, porque al final, pensarás que todo ha merecido la pena. Porque te lo has pasado como nunca y lo único de lo que tienes ganas es de coger el teléfono y empezar a contar todas las batallas a otra amiga que se lo haya perdido, o para comentar las jugadas con tus compañeras de viaje.
Sea como sea, de verdad que me entran muchas ganas de irme ya; aunque no lo parezca -como diría mi madre- porque todavía no tenga la maleta hecha (es por la emoción, no por vagancia).
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