Click.
Siempre sin frenos, como Camarón."Las personas pequeñas hacen cosas grandes". Como ella. Ella, ella, la que deja huella. Apareció un día de septiembre en tu vida y a partir de ese momento, tu vida fue todos los antónimos de la palabra cordura. De clase al gimnasio. De mi casa a su casa. De Santander a Bilbao. De Bilbao al cielo. Sin parada para coger aire. Pero solo si es contigo, como decíamos. De verdad, ella es, por eso estoy. Ella es siempre la última en abandonar la fiesta. La que con una mirada hipnotiza, con dos enamora. La que siempre está y la que nunca falta, la que nunca falla. Con ella tienes más de un millón de historias buscando los lugares especiales, bebiendo la ciudad de un trago y sin respirar. Y las noches se hicieron inolvidables al lado de amores efímeros y besos letales. Y las lágrimas desaparecieron cuando apareció ella. La mejor compañía para planear el asalto al mundo, para perderse en los aeropuertos, para"amanecer charlando con cara de locos", para beber a cualquier hora, para escaparse de casa, para coger autobuses. Para pasar la noche en cualquier lado. Para espiar a un amor imposible. Y guiñar un ojo en la distancia. Como superhermanas que bailan en la playa. Comiéndose la ciudad con su sonrisa a cada paso. Como si mañana no existiera y hoy fuera a durar para siempre. Santander no sería mágico sin ella. Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras. Sí, ella y sus maneras de Behati Prinsloo. Bebiendo Martini y bailando Maná. Que mírala cómo bebe las cervezas. Y por las noches, es otra distinta."Pero el corazón le pica cuando hay luna llena y los gatos callejeros aúllan en los tejados, y le sale el amor que pudo ser y no fue por los poros". Por las 7 vidas que aún le quedan. Como el ángel que la cuida desde arriba. Por eso con ella a tu lado, lo difícil se vuelve fácil. "Like it's dynamite". Lo imposible no existe con ella. Y se pone guapa delante del espejo cada vez que va a ver a alguien especial, por si acaso, y se pone nerviosa. Y se pone fan, fan fatal. Sin argumentos lógicos, ni siquiera improvisados. Con ella saltas en las primeras filas desde el día en que la conociste. Y os coméis el mundo o pasáis la tarde gocheando. Con ella apareces sin dormir en clase después de la mejor noche de tu vida número cien. Con ella subes de dos en dos las escaleras compartiendo auriculares. Las calles de aquí callan, cómplices, historias prohibidas y cuadros de los que no se pintan, se dan. Graffitis prohibidos. Secretos en cada rincón. Saltos de alegría al doblar las esquinas. Días de compras. Compras de "tacones". Los mejores recuerdos de los últimos tres años son aquí. Son con ella. Y de repente se va, un poco más lejos de su casa, a otro país. La he visto ser seria y ser ella misma. Pero sigue siendo la misma, y cada día vivo con la ilusión de hacer el viaje. El viaje que me deje darle un abrazo, de los que tanto le gustan a ella y más todavía a mí. La chica difícil de entender y fácil de querer, la chica a la que tanto echo de menos cumple dieciocho primaveras. Tres conmigo. Tres millones las que nos quedan.
Siempre sin frenos, como Camarón."Las personas pequeñas hacen cosas grandes". Como ella. Ella, ella, la que deja huella. Apareció un día de septiembre en tu vida y a partir de ese momento, tu vida fue todos los antónimos de la palabra cordura. De clase al gimnasio. De mi casa a su casa. De Santander a Bilbao. De Bilbao al cielo. Sin parada para coger aire. Pero solo si es contigo, como decíamos. De verdad, ella es, por eso estoy. Ella es siempre la última en abandonar la fiesta. La que con una mirada hipnotiza, con dos enamora. La que siempre está y la que nunca falta, la que nunca falla. Con ella tienes más de un millón de historias buscando los lugares especiales, bebiendo la ciudad de un trago y sin respirar. Y las noches se hicieron inolvidables al lado de amores efímeros y besos letales. Y las lágrimas desaparecieron cuando apareció ella. La mejor compañía para planear el asalto al mundo, para perderse en los aeropuertos, para"amanecer charlando con cara de locos", para beber a cualquier hora, para escaparse de casa, para coger autobuses. Para pasar la noche en cualquier lado. Para espiar a un amor imposible. Y guiñar un ojo en la distancia. Como superhermanas que bailan en la playa. Comiéndose la ciudad con su sonrisa a cada paso. Como si mañana no existiera y hoy fuera a durar para siempre. Santander no sería mágico sin ella. Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras. Sí, ella y sus maneras de Behati Prinsloo. Bebiendo Martini y bailando Maná. Que mírala cómo bebe las cervezas. Y por las noches, es otra distinta."Pero el corazón le pica cuando hay luna llena y los gatos callejeros aúllan en los tejados, y le sale el amor que pudo ser y no fue por los poros". Por las 7 vidas que aún le quedan. Como el ángel que la cuida desde arriba. Por eso con ella a tu lado, lo difícil se vuelve fácil. "Like it's dynamite". Lo imposible no existe con ella. Y se pone guapa delante del espejo cada vez que va a ver a alguien especial, por si acaso, y se pone nerviosa. Y se pone fan, fan fatal. Sin argumentos lógicos, ni siquiera improvisados. Con ella saltas en las primeras filas desde el día en que la conociste. Y os coméis el mundo o pasáis la tarde gocheando. Con ella apareces sin dormir en clase después de la mejor noche de tu vida número cien. Con ella subes de dos en dos las escaleras compartiendo auriculares. Las calles de aquí callan, cómplices, historias prohibidas y cuadros de los que no se pintan, se dan. Graffitis prohibidos. Secretos en cada rincón. Saltos de alegría al doblar las esquinas. Días de compras. Compras de "tacones". Los mejores recuerdos de los últimos tres años son aquí. Son con ella. Y de repente se va, un poco más lejos de su casa, a otro país. La he visto ser seria y ser ella misma. Pero sigue siendo la misma, y cada día vivo con la ilusión de hacer el viaje. El viaje que me deje darle un abrazo, de los que tanto le gustan a ella y más todavía a mí. La chica difícil de entender y fácil de querer, la chica a la que tanto echo de menos cumple dieciocho primaveras. Tres conmigo. Tres millones las que nos quedan.
Felices dieciocho chiquitina.
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