Nunca terminamos de conocer a las personas, y cuando crees conocerlas, te sorprenden. Todos sabemos que nada es para siempre, y aunque podemos fingir que no sabemos eso y disfrutar del momento, tarde o temprano sabemos que terminará...
Cuando menos te lo esperas todo cambia, y te das cuenta de que te gustaba más de lo que podías imaginar. Lo difícil es cuando llega la hora de aceptar lo ocurrido.
¿Y ahora qué somos? Solo dos conocidos con miles de recuerdos en común. Y se vuelve todo más difícil, más sinsentido, menos real y menos convincente. Porque olvidar a alguien es difícil, pero aún más si es alguien con quien olvidabas todo lo demás. Y la incertidumbre de no saber lo que pasará la próxima vez que nos encontremos... de eso ya no hablemos.
A veces lo único que uno necesita es un abrazo de esos de aeropuerto, y regresar un rato al pasado.
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