No contaré a nadie que irrumpiste en mi vida sin dejarme opción.
No contaré a nadie que cuando quise darme cuenta era tarde.
Y tuve miedo, claro, pero ésto también es secreto, no lo cuentes.
No contaré a nadie que tuve tanto miedo que te pedí compartirlo.
Al fin y al cabo, el miedo compartido se digiere mejor.
No contaré a nadie el primer beso, la primera noche o el primer despertar.
No contaré a nadie que desde entonces no afronto mis problemas sola.
No contaré a nadie cómo es tu cuerpo, qué escondrijos guarda, esperando que nunca me encuentren si me pierdo en él.
No contaré a nadie lo gracioso de tu risa, con dos cervezas de más.
Al igual que tampoco contaré que no hay mejor resaca que beber de tus labios.
No contaré a nadie que Vargas Llosa tenía razón: lo perfecto es lo imperfecto y lo bello es lo normal.
No lo cuentes tú tampoco, se nos puede perder por el camino. Vívelo y ya habrá tiempo de contarlo.
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