lunes, 11 de marzo de 2013

Mi causa encontrada

Dicen que las causas perdidas no existen, que en realidad tan solo necesitan que alguien las encuentre y las cause. Como él hizo conmigo. De no haberme encontrado seguiría estando perdida, y de no haberle encontrado, más de lo mismo. 

Es sincero, aunque a veces le cuesta decir lo que de verdad en un momento le pasa por la cabeza. También es algo bipolar, pero como todo el mundo, es lo normal. Tiene mala leche, y a veces actúa sin pensar, pero nunca hace las cosas con maldad. Siempre quiere hacer lo correcto, que las cosas le salgan bien, y eso en ocasiones le lleva a unas rayadas incomprensibles para el resto. Él a veces se considera incapaz de conseguir ciertas cosas, por eso de vez en cuando no pone todo de su parte, pero lo que no sabe es que puede conseguir todo lo que quiera, todo lo que se proponga, empezando por creer en ello.

Da los abrazos como a mí me gustan, dándome todo su cariño en ellos. Me encantan, porque es lo único que me tranquiliza. Es tan bueno conmigo que puede aguantar abrazos infinitamente largos solo para hacerme sentir mejor, porque sabe que es lo que más me gusta del mundo. Y es que me ahogan de emoción hasta las cosas más pequeñas que hace por mí, así soy. Esas cosas que no se dicen, que se hacen porque al hacerlas se dicen solas. Y es que cuando le importas a alguien se nota, así de sencillo.
En el amor al principio es vergonzoso, pero no se arrepiente de ello. Y puede que un día le notes mal, pero ya te hará saber lo que le pasa, como siempre hace.

Está loco, pero tiene ese tipo de locura que se requiere para ser feliz, la locura perfecta.

No dudes en que con él te vas a reír, pero reír hasta que te duela la barriga, tengas que doblar el cuerpo por la mitad y al día siguiente tengas agujetas. Y las cosquillas. Si pasa un día sin hacerte unas cosquillas es que algo va mal, porque es otra de sus especialidades. No para, de verdad que no, y se me escapa una sonrisa solo de imaginarme a mí misma intentando inútilmente escaparme de sus dedos de guitarrista. Cómo hace cosquillas hasta que te retuerces como una lagartija intentado escapar de esas cosquillas, hasta que se te queda marcada la mueca de la boca al sonreír de tanto hacerlo, no para hasta que no hayas movido cada uno de los músculos del cuerpo, intentando escapar sin ninguna posibilidad; hasta que se te salten lágrimas de los ojos, hasta que no puedas parar de reír y se te hayan disparado todas y cada una de las hormonas de la felicidad en tu cuerpo... porque hacer tonterías es una de sus debilidades. Porque la vida es así, en los momentos de llorar, hay que llorarlo todo y en los momentos de reír hay que morir de risa. Dicen que nunca se sabe en qué risa uno se quedará atrapado. Señores, yo ya estoy atrapada en la suya, aunque no me deje ser a mí la guitarrista, ya encontraré mi oportunidad.

Sabe perfectamente cuando una persona está bien o mal. A veces puede parecer que todo le da igual, que nada le importa, pero no es así. Se preocupa de la gente que quiere y se asusta al pensar en la posibilidad de perderles, como yo. Siempre busca la felicidad, y a veces, como todos, ve la vida como una mierda, cuando piensa que está todo perdido y no hay nada que hacer. Pero aquí estoy yo, para recordarle que son las elecciones que cada uno toma las que determinan la vida de una forma u otra. Que para algunos la vida se arregla pronto, a corto plazo, pero otros tienen firmado el contrato a largo plazo. Y por eso, éstos no pueden darse nunca por vencidos, sino el contrato se iría a la mierda. Todo tiene un porqué en esta vida, y quizá algún día encontrará la respuesta. 

Sabe darme buenos consejos, de cualquier tema. Es ese don que tan poca gente tiene, de saber siempre lo correcto que decir en todo momento. Me gusta que esté a mi lado, de verdad.

Tú, recuerda, estaré aquí hasta cuando no tengas ganas de sonreír.
 Seré enana, pero al querer, te quiero a lo grande.

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