martes, 22 de octubre de 2013

A por todas

Tengo una amiga a la que enseñaron que no pasa nada si tienes una mala racha, porque eso significa que dentro de poco comenzarán a pasar cosas buenas. Cuando tocas fondo, sólo queda subir y subir hasta salir a la superficie. Lo difícil es que te falta el aire. De poco sirve echar en cara las cosas, o echar balones fuera eximiéndose de culpabilidad. Hay cosas que pasan porque tienen que pasar, y punto. Y hay cosas que pasan como consecuencia de tus actos, y otras que no. Lo malo es que cuando todas esas cosas te pasan a la vez parece una jugarreta del destino. Y, a lo mejor es así, porque en ocasiones nos quiera dar un escarmiento. Una lección para espabilar, para encararse a los problemas hay que resolverlos. Claro, resolver aquellos problemas susceptibles de resolución. Hay problemas que vienen y no tienen remedio. Que hay que aceptarlos.

"El café se enfría, el cigarro se apaga, el tiempo pasa y las personas cambian". Pero, ¿sabéis qué? Cuando sentáis que no encontráis solución a un problema, os recomiendo seguir siempre mi consejo; repetid mil veces o las que haga falta: "No hay que rendirse ¿eh? Y ahora más que nunca, no te puedes acoquinar, las cosas hay que lucharlas". 

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