Érase una vez a historia de un niño y una niña. El niño se llamaba Siempre y era una persona soñadora, aventurera, que creía que todo lo que veía no era todo lo que había en realidad, y que había algún lugar donde las leyendas cobraban sentido. Por contra, estaba Nunca. Nunca era una persona pesimista, una persona realista, una persona que solo se fiaba de aquello que podía comprobar y constatar con sus propios ojos, y que no se creía ni historias ni cuentos, Entonces, llegó un día en que Siempre se acercó a Nunca y le dijo que su mayor sueño en la vida era viajar y llegar hasta el sol. Ella dijo: "no podrás, si saltas te vas a caer, o lo que es peor, si llegas te vas a quemar". Supongo que ella lo que intentaba era ser la cuerda del globo de los pájaros que tenía en la cabeza Siempre, pero tal era el peso de sus sueños y tantos pájaros tenía en la cabeza, que llegó un día en que todos a la vez emprendieron el vuelo y Siempre se perdió en mitad del cielo.
Hay quien dice que llegó, otros que se cayó, incluso hay quien dice que cumplió su sueño. Pero de todo esto que pasó, Nunca nunca lo supo porque echó raíces en el suelo.
Y es que si siempre te dices nunca,
nunca será siempre.
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