sábado, 15 de noviembre de 2014

Viviendo en gerundio

Lo mejor ni ha pasado, ni está por venir, está pasando. Aquí sin ver mi huella o el siguiente paso ando, el ayer querer añora y el mañana condiciona. En cambio, vivo el instante antes de después, después de antes, el eterno presente, el durante y lo que va durando. El momento previo a luego sin recuerdo previo estrena a diario un día nuevo sin fecha de embargo. 

Viviendo en gerundio sin recambio, haciendo lo que otros desean, intentar, intentar, intentarlo. A la voz de ya, a la vez un breve rato. En el segundo y su retrato de lo inmediato. Un inventario de primeras sensaciones, sin previsiones, sin prejuicios, sin suposiciones... Lo necesario. Salirme hasta de los renglones, con primeras impresiones sin efectos secundarios.

No viviré con la fuerza de la costumbre, ni con la de la incertidumbre. No seré servidumbre de un tiempo tirano y déspota que vuela y que se escapa como arena de un reloj que no espera. El día de hoy no se volverá a repetir jamás, la vida es tan corta que se va y no da para más. O la vives o te vive. O la vives o te olvida, porque hay quien se acuerda tarde de cómo vivirla. Ya no caerá esa breva de que es breve. El tiempo corre, sí, pero lo justo si se quiere. No condicionará el presente de un pasado que pasó, por un futuro en el que a lo mejor ni se convierte. 

Gastaré días, gastaré noches, buscando y encontrando tiempo, porque perderlo es el mayor de los derroches, y el mañana solo un adverbio.

Hoy voy a hacer que pase y no va a pasar. Hoy voy a hacer que pase y así pasará. Hoy voy a hacer que pase todo excepto el tiempo.

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