-¿No dicen que el tiempo lo CURA todo?
·No, en eso sí que no
estoy de acuerdo. En mi opinión, el tiempo no puede curar; sí
cicatrizar, cerrar heridas, empañar tus recuerdos... Pero curar, hacerte
olvidar, hacer que puedas seguir tu vida como si nada hubiese pasado,
eso sí que no. Todo deja su marca, y si no la deja es que nunca fue lo
suficientemente importante, nunca significó tanto. Aunque lo parezca, yo
no he olvidado. Sólo he arrinconado unos sentimientos que me hacían
daño, y que tarde o temprano iban a acabar conmigo, iban a hundirme. He
dejado de depender de una droga a la que era adicta; ahora dependo de
otra, otra mucho mejor. Ésta no daña, ni confunde, ni tiene efectos a
largo plazo. Es pura como ninguna, agradable y adictiva, pero nunca
perjudicial para la salud. He dejado la melancolía y me he pasado al
amor. Cualquiera puede hacerlo, cualquiera que de verdad quiera hacerlo.
-Sigo sin entender tu razonamiento. Según lo que has dicho, ¿es posible desear el cambio y conseguirlo?
-Sigo sin entender tu razonamiento. Según lo que has dicho, ¿es posible desear el cambio y conseguirlo?
·Tampoco
se trata de eso. Cuesta, demasiado. Pero es cuestión de esfuerzo, de
fuerza de voluntad, como cuando intentas dejar de fumar. Al principio
necesitas ese cigarrillo, y si te ofrecen es posible que vuelvas a caer;
pero si intentas dejarlo a un lado, acabarás prescindiendo de la
nicotina y logrando tu objetivo. Pero es cuestión de empeño. Uno no
puede dejar de fumar de repente, ni de estar enamorado. Uno va
arrinconando sentimientos.
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