domingo, 26 de febrero de 2012

Sonrío, porque estoy contigo.

No me preguntes por qué, pero te quiero. Y es que hay amistades aunque sean lejanas son verdaderas. Igual no las ves las 24 horas del día, ni puedes darle abrazos cuando quieras, soltarla un beso repentino, ni quedar un día con ella, ni sacarte mil fotos haciendo el tonto. Pero cuando la ves después de estar 11 meses sin mirarla a los ojos, no quieres soltarla, quieres estar las 25 horas del día y quieres cogerla para ti los 366 días del año. Quieres darle un abrazo interminable y darle un beso de eso que se te queda la mejilla roja. Y es que me pasa con ella, no es cualquier persona, es especial, rara.¿pero sabéis una cosa? Por eso es mi amiga, porque puedes hablarle de cualquier tema hasta de lo más raro sin que te mire raro, sino te sigue; puedes contarle tu vida y que no te interrumpa ni para toser; puede transmitirte una sonrisa con solo mirarte; puedes hacer el tonto durante horas sin preguntarte el porqué de hacerlo. ¿Pero sabes una cosa que no podrás hacer nunca? Llorar sin saber que ella sin duda te va a dar un abrazo de esos que sólo sabe dar ella, de esos que te arropan entera y que tienen esa magia que te transmite tantas sensaciones. Y es que no puedo explicar nada más sobre ella porque ella ya sabe todo lo que pienso, que es la mejor.

Y es que sin querer o queriendo, la quiero a rabiar.

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