jueves, 27 de septiembre de 2012

Había una vez...

una historia perfecta. De esas de las que tienen un final feliz, como las de Disney. Solo que esta historia era muy especial, porque tenía unos ingredientes especiales para que todo fuera bien; y en cuanto faltaba uno, todo de repente iba a mal. Por eso, era tan importante que los personajes de la historia consiguieran superar tantas dificultades, para que el final acabase siendo feliz. El mejor de los finales.

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