Prometo dejar de pensar que si huyo de mí, el mundo será un poquito más ameno. Prometo esperar a que todo tenga un final antes de darme por vencida. Prometo dejarte caminar por mis pensamientos, que habiten mis silencios y que no dejen de susurrarme cosas al oído. Hacer de mis derrotas victorias disfrazadas y disfrutar de ellas, ver que las cosas difíciles son las que merecen la pena. Que los sentimientos más puros no son aquellos que se gritan a los cuatro vientos. Que no vale arrepentirse de nada, porque todo sucede por alguna razón. Porque hay cosas del corazón que la razón no entiende.
Las casualidades no existen.
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