Me gusta su lunar en la parte superior de la nariz. Porque me sé cómo se ríe, y como canta su canción preferida, sé dónde hay que tocarle para que le duela, y dónde para hacerle cosquillas, para disfrutar. Me sé dónde tiene su lunar más bonito, me sé cómo sonríe, y cómo agacha su mirada cuando no te quiere ver. Me sé cómo se enfada, cómo se pone contra el mundo. Cada una de sus movidas, de sus peleas, de sus amores. Me las sé, pero también me sé cada sonrisa producida, cuando sonríe por mí y cuando no, cada canción que escucha, sus aventuras... Me sé su mejor secreto y su secreto más oscuro, pero también me sé dónde hay que besarle para demostrarle que le quieres. Me sé cada rincón de su habitación, de su casa y de su corazón. Me sé sus comidas de cabeza, sus preocupaciones y su manera de ser. Me sé cuando se pone serio, y cuando se pone payaso y cuando se pone niño, niño otra vez. Me sé cómo le gusta querer, proteger a quien quiere, ser el mejor de los consejeros. Cómo tiene respuestas para todo, y cómo dice lo que siente sin pensar en las consecuencias. Me sé su lugar favorito, su manía por la soledad, su entusiasmo por enseñar. Me sé su forma de andar y de dar la mano, de dar los mejores abrazos del mundo, de enamorarme con tan sólo mirarle a los ojos. Me sé más cosas de su vida que yo de la mía, y por eso le quiero. Le quiero con cariño, no es querer por querer. Le quiero como persona, no como posesión. De corazón, no de cabeza. Le quiero sin querer, y queriendo. Le quiero con amor y sin rencor. Su amor lo guardo entre los buenos recuerdos, no entre los malos. Le quiero, aunque no quiera. Le quiero con locura, le quise con deseo, con ternura y certeza a la vez. Le quiero como el primero, no como el último. Como es, como el chico peca, como un pesca de los grandes. Le quiero como amigo, como confesor, compañía, respaldo. Como es. Como lo que fuimos, como lo que somos. Como lo que toque. Pase lo que pase. Porque le quiero con cariño, eso es lo más importante. Porque haría cualquier cosa, con tal de verle feliz. Porque dicen que pronto y bien rara vez juntos se ven. Yo digo que si la felicidad no existe, me la invento. Y me la voy a inventar, para él.
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