domingo, 26 de febrero de 2012

Continuará.

-¿No dicen que el tiempo lo CURA todo?

·No, en eso sí que no estoy de acuerdo. En mi opinión, el tiempo no puede curar; sí cicatrizar, cerrar heridas, empañar tus recuerdos... Pero curar, hacerte olvidar, hacer que puedas seguir tu vida como si nada hubiese pasado, eso sí que no. Todo deja su marca, y si no la deja es que nunca fue lo suficientemente importante, nunca significó tanto. Aunque lo parezca, yo no he olvidado. Sólo he arrinconado unos sentimientos que me hacían daño, y que tarde o temprano iban a acabar conmigo, iban a hundirme. He dejado de depender de una droga a la que era adicta; ahora dependo de otra, otra mucho mejor. Ésta no daña, ni confunde, ni tiene efectos a largo plazo. Es pura como ninguna, agradable y adictiva, pero nunca perjudicial para la salud. He dejado la melancolía y me he pasado al amor. Cualquiera puede hacerlo, cualquiera que de verdad quiera hacerlo.

-Sigo sin entender tu razonamiento. Según lo que has dicho, ¿es posible desear el cambio y conseguirlo?

·Tampoco se trata de eso. Cuesta, demasiado. Pero es cuestión de esfuerzo, de fuerza de voluntad, como cuando intentas dejar de fumar. Al principio necesitas ese cigarrillo, y si te ofrecen es posible que vuelvas a caer; pero si intentas dejarlo a un lado, acabarás prescindiendo de la nicotina y logrando tu objetivo. Pero es cuestión de empeño. Uno no puede dejar de fumar de repente, ni de estar enamorado. Uno va arrinconando sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario